Cedro

viernes, 17 de enero de 2020

EXPEDICIÓN BALMIS

A finales del siglo XVIII, la viruela azotaba Europa, y descubierta
en Inglaterra una variante leve, de la mortífera viruela humana
en vacas, se inoculó con el virus a niños, debido a la alta
mortalidad que se estaba dando en la infancia.

Niños que respondieron a la inoculación, de forma bastante satisfactoria, y de la que quedaron inmunizados contra la viruela
humana. Este descubrimiento sería conocido comúnmente
como: vacuna, y su método llegó a España, donde el cirujano:
Francisco Javier de Balmis y Berenguer, escribió tratados y lo
puso en práctica, además de promoverlo como médico de la
corte del rey Carlos IV, que había perdido por dicha enfermedad
a su hija María Teresa; aconsejando Balmis al rey, la vacunación
de los territorios de Ultramar, que entonces comprendía, América
y Filipinas.

Aprobada la expedición, que sufragó el monarca con fondos públicos de la Real Hacienda, partió Balmis, desde: La Coruña en
una corbeta, con veintidós niños huérfanos, de los que uno falleció
en el viaje y los otros, de dos en dos, se les fueron haciendo
incisiones superficiales en los brazos para inocularles el suero,
que producía granos de los que emanaba el valioso fluido, que
mantenía la vacuna viva durante diez días como máximo, mientras
duraba la travesía y llegaban finalmente a su destino, para
luego proseguir con la vacunación de la población y así intentar
erradicar la enfermedad.

En América, Balmis reanudó el viaje con otros veintiséis niños
huérfanos hasta Filipinas, donde también se vacunó masivamente,
y luego continuó hasta China, para llevar la vacuna. En todos los viajes, Balmis tuvo que soportar numerosos y grandes peligros como: temporales, naufragios, encuentros con piratas, y trabas impuestas por gobernadores locales, así como la oposición del clero, que no le hicieron desistir de su grandiosa y humanitaria
labor.

Esta expedición, que dio la vuelta al mundo, y duró de 1803 a
1806, sería conocida como: Real Expedición Filantrópica de la
Vacuna, e inocularía a más de medio millón de personas, siendo
la más importante aportación española a la salud pública mundial,
y de la que el médico, Edward Jenner, descubridor de la
vacuna de la viruela, dijo:

No puedo imaginar que en los anales de la Historia se proporcione un ejemplo de filantropía más noble y más amplio que este.

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